
Empezamos la semana con la resaca de los comentarios de los obispos, esos elementos del paisaje que fuerzan el termino de familia con un ejemplo de lo que ellos no son, son familia, pero no la hacen. Son los guías de la familia, sin hacerla. Parecen encantadores de serpientes.
Son un algo antidemocratico que niega el poder a las mujeres que hacen la familia.
La familia existía antes de conocer su fe, ellos no hablan de su modelo, perdón, nos quieren imponer su modelo. La iglesia tiene su modelo ideal de familia, pero como la tienen los musulmanes, protestantes, mormones, otra cosa diferente es que nos quieran imponer su modelo en la conciencia de la sociedad.
En esta sociedad, hay personas que siguen el mandato de la iglesia, perfecto, pueden hacer uso de ese modelo cuanto quieran y puedan, pero que no pretendan imponernos su amalgama de negaciones con la excusa de la familia, la familia es mucho más, es algo iniciado en el deseo, amor, esfuerzos y entre otras comprensión, pero ahora es igualdad y no sumisión de uno en otro, este es un detalle que la iglesia olvida.
La familia, es lo que haces y te viene, como se dice,"Las amistades se eligen, la familia te toca", en ese tocar y que no tiene porque ser negativo, esta la lacra que para la Iglesia supone la homosexualidad y sus formas de relación civiles. Pero no lo dejan hay, tenemos las relaciones entre la ciencia y su conocimiento. Sin olvidar sus relaciones con la educación y la malversación de los conceptos de libertad.
Siento decirlo, solo quieren seguir presentes sin evolucionar, quieren mantener los encantamientos. La información y el conocimiento hacen que la sociedad tenga posibilidades de analizar, valorar y comprender, pero ellos siguen queriendo imponer su modelo ligado a la oficialidad en la enseñanza. La libertad, es libertad, no por poder hacer, simplemente es por poder elegir, para hacer esto, no es necesaria la enseñanza dentro de los modelos educativos. Los valores humanos, no son de la fe, son nacidos del humanismo previo a la fe, simplemente al existir en todas las civilizaciones, como existen todas las familias, en todas las sociedades. Lo que desde la Iglesia pretenden hacer suyo, es de todos sin necesidad de venderlo como Iglesia, el humanismo, la familia, el amor, en grueso la educación y los valores, no son cosa de la iglesia, son cosas de la sociedad y de todos los modelos de familia, no solo de la familia cristiana como modelo.
El que quiera decir que es Iglesia, que lo diga y que lo haga, pero que no imponga algo que debe estar en el ámbito privado y que debe ser defendido por todos al ser de elección personal. La elección de cualquier extra (deportivo, cultural, etc), debe ser con el esfuerzo de cada persona fuera del ámbito de la educación, simplemente por ser nacida de la voluntad personal.
Cuando uno hace su elección, debe poder desarrollarla con su propio esfuerzo, los demás como se dice en mi casa cuando jugamos a las cartas, "dar tabaco".
Dejamos los obispos y nos ponemos con otros encantadores de serpientes. Estamos en momentos pre-electorales, en esto hay quienes nos quieren mangar los debates. Conocimos tiempos en los que algunos quisieron encantar a la "serpiente", la serpiente nos mordió, su veneno nos confundió, entramos en la ilusión de las visiones, cuando el veneno perdía el efecto volvimos al cesto pero la serpiente, había escapado y se metió en su guarida, esta en su zulo, sin poder salir, solo saca la cabeza para picar, sabe que fuera, unos quieren matarla y los otros meterla en su cesto. Los encantadores, se reúnen para montar un nuevo circo sin serpiente, unos quieren otra, algunos les dicen que quieren meterla en el circo, que sin serpiente no hay circo.
Algunos no queremos circos de serpientes, queremos circo de calidad, pasamos de los encantadores a los siempre les pica la serpiente y nos tienen en un “sin vivir”. Preferimos dejar la serpiente, queremos elegir otra cosa y que la serpiente muera como todo en esta vida. No queremos que los encantadores nos cuenten espectáculos sobre le papel, han tenido su momento.
Podemos trabajar en otro espectáculo, pero que cada uno mande en su actuación, para salir a la pista demostrando lo que cada uno sabe hacer, recibiendo los aplausos o los abucheos, pero cada uno los suyos. Como es natural, trabajando debajo de la misma carpa, la de un circo de calidad. Para hacer y defender proyectos, hay que trabajar honestamente, no es necesario casarse en cualquiera de los modelos que conocemos y que algunos aborrecen.