30 julio 2010

Una RAE muy "cultureta"

España es única, la RAE, ese sitio donde se sientan las lumbreras de las letras, introducen nuevos términos en el vocabulario, como es normal estas entran acompañadas de su significado pero la sorpresa viene cuando son traducidas de otro idioma sin el mínimo respeto al significado real.
En estas toca lo de Abertzale, para ellos, además de lo que nosotros conocemos, lo trufan con la esencia unionista de la españa rancia, la de una y grande, los toros y una sola nación. Hoy conocemos que para el idioma español, Abertzale es "patriota radical", pero debemos estar agradecidos, en el mismo diccionario esta "aberzale", reconocido como termino antes que el verdader.

aberzale.  (Del vasco abertzale, patriota).

1. adj. Dicho de un movimiento político y social vasco y de sus seguidores: Partidario del nacionalismo radical. Apl. a pers., u. t. c. s.

2. adj. Perteneciente o relativo a este movimiento o a sus seguidores.


Por lo tanto, un termino mal redactado, lo encontramos con su correcta traducción como se indica en el paréntesis de la traducción de original del euskera. Pero para ellos tiene el mismo significado y definición que el bien redactado, Abertzale. Con esto ya no entiendo nada, un diccionario de una Real Academia, introduce términos mas redactados y da el mismo significado que la bien redactada pero las dos con un significado erróneo. Esto solo pasa en el país de la pandereta, como muestra unos ejemplos de otros idiomas, los cuales no añaden el adjetivo de radical. 

ingles            patriot
afrikaans       patriot
albanés         patriot
alemán         patriot  vaterländisch
àrabe           al-Wţny   الوطني
armenio       հայրենասեր
bieloruso     patryjot
búlgaro        патриот patriot
catalán        patriota
checo         patriot
chino          Àiguó zhě
coreano      aegugja
croata        rodoljub
danés         patriot
galés          gwladgarwr
finlandés     patriootti
islandés      patriot
tagalo         taong makabayan

27 julio 2010

Serbia y España

Sin perder la prevención, un articulo interesante publicado ayer en "El Mundo", unos párrafos no excesivamente largos y con argumentos. 

SALVADOR SOSTRES

Serbia y España

No conozco ninguna nación, ni moderna ni antigua, que no haya nacido violentamente. Terror, violencia y muerte son las tres comadronas de las naciones libres. Así sucedió con Kosovo y así ha sucedido con todas aquellas que a lo largo de la historia han intentado avanzar hacia su libertad. En Cataluña, algunos insisten en que la vía pacífica es posible, pero de momento la Historia ha desmentido esa posibilidad. Y si en algo están de acuerdo todos los independentistas catalanes es en que de ningún modo sería razonable entrar en ninguna clase de conflicto armado o bélico para alcanzar un objetivo político.
Con lo cual, la comparación entre Kosovo y Cataluña carece de cualquier validez y es curioso que, los que más metafóricos se ponen con Kosovo, son los que al final menos estarían dispuestos a pagar el precio, como siempre ocurre en este tipo de conflictos.
Los más bravucones suelen ser los que cuando la hora de la verdad llega, primero corren a esconderse bajo las faldas de su madre. Como escribió Valentí Puig en su oda a Churchill: «Si hoy alguien nos pidiera sangre, sudor y lágrimas, quizá las piernas nos temblarían demasiado».
Cataluña no es como Kosovo, y no porque lo digan los americanos sino porque lo decimos los catalanes. Ni estamos dispuestos -y estoy seguro que hablo en nombre de la totalidad de los catalanes- a asumir ningún proceso traumático como el que sufreron Kosovo y los kosovares ni, desde luego, Cataluña significa para España lo que Kosovo significaba para Serbia. Cataluña, a pesar del tripartito, sigue siendo una de las principales economías del Estado y nuestro agradable nivel de vida no alimenta precisamente las tesis revolucionarias.
Otrosí, y puestos a comparar, la independencia de Kosovo no sería como a la independencia de Cataluña sino más bien como una hipotética independencia del Baix Llobregat si, al haber sido mayoritaria la inmigración andaluza de los Montilla, Corbacho y compañía en esas barriadas, hubieran decidido emanciparse y fundar su patria suburbial.
La gran pregunta es otra. No si Cataluña se parece en algo a Kosovo sino si España quiere parecerse a Serbia. El nacionalismo catalán nunca ha sido violento, ni tan sólo independentista, y ha buscado siempre el encaje en el Estado. A pesar de los defectos, y más allá de las legítimas discrepancias ideológicas, hay que reconocerle que ha demostrado capacidad de ceder y voluntad de negociar. El independentismo sólo ha crecido cuando por parte de España esa voluntad ha sido despreciada y las vías de entendimiento han quedado estancadas. O sea, en los últimos siete años. Una enorme mediocridad política tanto en Cataluña como en España se ha traducido en que muchos moderados han llegado a la conclusión de que el famoso encaje no puede ya dar más resultados. De hecho, esto es lo que ha venido a dejar muy claro la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut.
Cataluña no es como Kosovo y el nacimiento de cualquier nación libre ha sido, hasta ahora, violento. ¿Es España como Serbia? La clave está en esta respuesta. Porque claro, mucho más violento e inasumible que la violencia que la independencia que toda nación conlleva resulta capitular, rendirse, renunciar a lo que uno es, y aceptar sin resistir la extinción para siempre.