20 mayo 2016



Hace unas semanas nuestro parlamento después del trabajo de comisión y debate, aprobó la nueva ley de drogodependencias del País Vasco. Tras leerla, entiendo que muchas partes de la regulación pueden ser correctas y comprensibles, pero como decía hoy el presidente del Athletic, Josu Urrutia, la ley “debe tocar tierra”.
Como muchos conocereis, el Conde Romanones fue un político liberal, presidente del Senado, ministro y presidente del consejo de ministros con Alfonso XIII, pero nuestro conde destacó por sus “citas”, en la polémica que andamos parece que muchos estamos esperando algunos cambios y como él decía en una de ellas “Ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento”.
Algunos tienen esa esperanza cuando lo realmente serio debe ser modificar la ley cuando la aprobada no contenta a una gran parte de la sociedad.
Sinceramente no creo que seria dificil hacer una campaña que mediante una ILP se presenta las suficientes firmas para modificar algún punto de la Ley como podría ser el Art. 31 en el que se nos dice que “Se prohíbe la venta o el suministro de bebidas alcohólicas en las instalaciones en las que se celebren competiciones deportivas”. Seguramente la propuesta no vendría de aumentar los lugares de prohibición y si de la consideración para que las de baja graduación fuesen excluidas de la prohibición.
La pregunta que podríamos hacer es la siguiente ¿qué es lo que busca la ley metiendo en el mismo saco todos los comportamientos ?, ¿cuales son las razones por la que si en los conciertos, toros, etc y no en los deportes?.
Cuando hago estas preguntas todas ellas me vienen de un tiempo en esta parte muchas de las normativas, reglamentos y leyes amputan un valor tan importante como el que la ley refiere en uno de sus párrafos.
“No todos  los  consumos de  drogas y las conductas  de las personas  son de  por  sí problemáticas o perniciosas para la salud, puesto que, dentro de la libertad personal, es innegable el derecho  a  elegirlas  libremente  y  a  convivir  con  ellas  de  forma  responsable”.
Este convivir con ellas de manera responsable, es algo similar en tráfico al que nos inculcaron en la conducción por nuestras carreteras “adaptarse a las necesidades del tráfico y mantener la distancia prudencial”. Hago estas dos referencias al ser las más importantes en la formación de las personas, “responsabilidad”, algo que vemos amputado por las ingentes regulaciones que nos hablan limitaciones, controles y sanciones, que en el fondo son una limitación de la Libertad Personal en la que inequívocamente está la responsabilidad de hasta dónde llega tu libertad.
Las regulaciones deben de salirse de lo global y atender mucho mas las específicas que hacen que alguien se siente en una mesa para pensar como solucionarlo.
Con esta regulación en los lugares donde se hace deporte solo se puede beber refrescos y cerveza sin alcohol, si esta ley quiere evitar que los niños vean modelos negativos en sus mayores me encantaría saber cómo puede distinguir los jóvenes que esa cerveza no tiene alcohol. ¿Pero cómo hacer que los jóvenes no vean los modelos negativos en las calles y sus casas?, ¿cómo es que en esta ley se deja al albedrío de los ayuntamientos?, ¿el problema es el deporte?, deberemos entender que los deportes y concretamente los partidos, encuentros, concentraciones, son lugares en los que los ciudadanos buscamos ese momento de distensión, de disfrute, si señores y señoras, aunque no lo quieran siguen siendo el antiguo Circo Romano.
Entrando en lo crematístico, realmente las finanzas del Athletic comparadas con las de otros no me preocupan, pero creo que hasta para ellos es importante y si para ellos es importante, imaginaros para los pequeños que se sudán todos los ingresos cada dia.
Pero si el alcohol es el elemento que perturba los espectáculos deportivos ¿no se puede regular de otra manera?. Ahora descubro mi afición, soy del rugby, de ese deporte que pasamos el balón sobre el larguero, de ese deporte en el que se juega con un balón raro, raro, ese deporte en el que no se termina el partido hasta el tercer tiempo y ese deporte en el que las camisetas no tienen nombre al jugarse en equipo, ese deporte en el que lo importante es que llegue el balón a la línea, no importando quien sea el artista.
Un gran deporte en el que las aficiones beben cerveza en estadios con tantos espectadores como en el fútbol y en el que no se recuerdan enfrentamientos entre hinchadas.
Pero es que incluso San Mamés fue uno de los primeros estadios del mundo en el que se quitaron las vallas de seguridad en los partidos, un ejemplo más de lo incomprensible de esta ley.
Señoras y señores parlamentarios, cambien la ley, permitan las bebidas de baja graduación y no esperemos al reglamento, de lo contrario el conde Romanones tendría otro dicho para ustedes, “menuda tropa”

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